viernes, 31 de julio de 2009

Ernesto Cardenal


 Imaginativo, llevado a sus ideas, inspirador, así es este gran poeta y sacerdote nicaragüense que vino a Chile a recibir por parte de la Presidenta Michelle Bachelet, el “Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda” que le otorgó el Gobierno de Chile, por su labor a nivel político, social y cultural en Nicaragua y en iberoamérica. Como parte de sus actividades en Chile, el autor de "Epigramas" participó de una conversación abierta con la periodista Vivian Lavín, en la Sala Pablo Neruda de la estación Quinta Normal del metro.




 


 


 


 


 


“El Espartano” de 84 años, nació en una de las familias más ricas de Nicaragua para luego partir a estudiar a universidades norteamericanas y europeas. A este sacerdote católico, el evangelio lo llevó a leer a Marx y a practicar la teología de la liberación. “El comunismo tiene para mí la misma meta que el evangelio que es liberar a los oprimidos aunque con otros métodos. El comunismo perfecto se basa en una sociedad de clases, en una comunidad fraterna de amor y justicia”.


 


Para este sacerdote con vocación indigenista, que trabajó como Ministro de Cultura en los inicios de la revolución nicaragüense, la poesía es el lenguaje con el que hablamos, porque tiene que ver con el pasado y también con la historia. “Con la poesía igual que con la prosa se puede escribir de cualquier cosa, se pueden hacer chistes, estadísticas, lo que uno quiera”.


 



 


Cardenal además, de Neruda, recibió la influencia de conocidos autores norteamericanos como Ezra Pound y Walt Whitman. Para él, la poesía norteamericana es superior a la de nuestro continente, porque tiene que ver más con la vida ordinaria, del hombre de la calle, de la fábrica que forma parte del pueblo.


 


En su libro “La Revolución Perdida” como parte de sus memorias, escribió el proceso hacia la revolución. El autor de "Oración por Marilyn Monroe" se encontraba Sandinista mucho antes que existiera el Frente Sandinista porque para él, Sandino es el libertador de Nicaragua, la figura máxima de su nación.


 



 


Como Ministro de Cultura, Cardenal se encargó de expandir las comunicaciones, la literatura, las artes plásticas, la música en la revolución. “No se puede separar Revolución y cultura, lo que hicimos allí fue repartirla, como decía Marx, al pueblo no se le podía dar nada menos que la excelencia, la cultura es para toda la población no sólo para la gente culta”.


 


Para terminar, Cardenal dice que no sabe cuánto tiempo le queda por escribir. “Yo sólo puedo escribir cuando tenga inspiración de algo y sino ni modo.” Sin duda, a don Ernesto todavía le queda mucho por entregarle a la literatura Hispanoamérica, a través de su poesía que nos invita a redescubrirnos como pueblo, a indagar más en nuestra identidad latinoamericana.


 

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