domingo, 30 de enero de 2011

Entrevista a “Lasiul”


Recorrer la vida de un hombre de 71 años no es fácil, menos cuando se tienen muchas anécdotas. No obstante, podemos descubrir la valiosa vida que posee, ya que sus innumerables actividades nos enseñan que, llegando a la etapa de adulto mayor, son muchas las formas de mantenerse vigente.
De no más de 1 metro y 70 centímetros, con una “barriga” natural de hombre que ha sabido vivir la vida (así lo confiesa y de buena manera) de mirada fija y convincente. El paso de los años dicen presente en la calvicie que lo afecta; en la barba y bigotes de color blanco que configuran una cara alegre, que se destaca por sus lentes café que lo hacen ser inconfundible, ante sus pares.

Sus sandalias, medio destrozadas, dan cuenta de la vida difícil y esforzada que ha sabido sortear. Sus tonalidades claras (camisa y pantalón) destacan perfectamente con el jugo natural de damasco que ingiere, al momento de sociabilizar una entrevista que se nutre de mucha pasión. Con una solidaridad que conmueve.

Nacido un 14 de enero de 1940, en San Miguel (paradero 3 de Gran Avenida), tuvo una infancia para el olvido, ya que desde los 10 años, se vio en la necesidad de trabajar, para colaborar con su familia. El paso de los años hizo que a los 18, pudiere ser contratado como “vendedor viajero”. Trabajó en Calzados Gino, Los Gobelinos, Peñalba Villa Denisse, en donde destacó por su eficiencia y por ser parte de uno de los primeros sindicatos de calzados, donde llegó a ser Presidente.

Respecto de su vida familiar, está casado por segunda vez, tiene cuatro hijos y cinco nietos (uno de sus hijos está fallecido, “Yayo”, desde julio de 2009) “Lejos es lo más fuerte y doloroso que me tocó pasar en la vida”, manifiesta.

Se considera un hombre dicharachero, sencillo, un “loco soñador”, muchas veces ansioso por realizar actividades comunitarias. Sin embargo, su vida de poeta, pintor, cuentista, monologuista, cantante, hombre con conocimientos en manualidades, dirigente social y Vice Presidente de la Unión Comunal del Adulto Mayor, dan a entender que no es cualquier persona y que está lejos de ser un prototipo de adulto que a su edad, vive de su pensión, de la vida casera y familiar. Ese es a grandes rasgos, Luis Eduardo Arancibia Lucero, alias “Lasiul” (cuyo significado es su nombre al revés, agregando las iniciales de sus apellidos.
 
 

“La silla de Don Pedro y Nicanor I”

Una de las anécdotas que posee Arancibia, tiene que ver con una motocicleta que llevaba por nombre Nicanor I y que muchas personas pensaban que era su calificativo. Es más hasta cuando conoció al actual concejal de la comuna, muchos pensaron que era en honor a Nicanor Herrera. Sin embargo, era una identidad que a él, le gustaba simplemente.

Mérito tiene la silla una vez dejada por Don Pedro, el transportista por años de la oficina parlamentaria, quien luego de una actividad en terreno, “hace por lo menos dos campañas”, dice “Lasiul”, la dejó en su casa, con el compromiso de ir a buscarla. El paso de los años y la pérdida irreparable de Don Pedro, hace que ésta tenga un valor agregado en su residencia.
Lasiul

Multifacético

Arancibia, con mucho orgullo, forma parte del Club Adulto Mayor, Añoranzas de San Francisco, quienes nacen el 10 de marzo de 2003, pero celebran aniversario el 7 de mayo, debido a que ese día, les entregaron la personalidad jurídica 1461. La organización destaca por lo cultural, fraternal y social. Tienen a su haber muchos proyectos ganados y una vasta experiencia en la realización de talleres y paseos recreativos.

Por si fuera poco, la Compañía de Títeres del “Tata Lucho”, nace en demanda de entregar una sonrisa a los más pequeños de la casa. También se gesta en 2003 y de esa época no ha parado de visitar: colegios, juntas de vecinos, comités de adelanto, cumpleaños, hospitales. Lo clave del éxito radica en que, “la felicidad de los niños y niñas floridanos, hace que nos fortalezcamos y nos impulsa a seguir viviendo”.

El porqué de tanta solidaridad y necesidad de estar creando y colaborando con la comunidad, Luis Arancibia la justifica en que, “Estuve detenido, en dictadura, durante siete días. La pase muy mal. Esa experiencia de poder -volver a la vida- me marcó mucho. Eso más los valores entregados por mis padres, me permiten ser la persona que soy”.

Al cierre de un encuentro, Luis Arancibia, dice sentirse algo frustrado y desilusionado, debido a que no tiene un espacio dónde poder realizar sus talleres y juntarse con su club. “Tengo lo que me pidan. Hemos adjudicados muchos proyectos, pero no hay lugar donde nos podamos reunir. Me gustaría contar con mi propio bien raíz, para poder crear y seguir aportando, con humildad, esfuerzo y sobre todo solidaridad”.
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