martes, 25 de agosto de 2009

Javier Barriga Meersohn


Íntegro y con muchos sueños, este estudiante de cuarto año de diseño, plasma, en sus respuestas, los desafíos que tiene como futuro profesional y la importancia que tiene para él, ser un artista.



En el arte podemos encontrar muchas tendencias, de cómo un artista puede expresar y plasmar un hecho que puede ser real o ficticio. Es el caso de Javier Barriga Meersohn, estudiante de cuarto año de Diseño, de la Universidad Católica, quien desde pequeño su gran pasión fue la pintura. En la enseñanza media ya tenía claro a qué se quería dedicar. Siempre se las ingenió para ir creciendo como artista, su habilidad con las manos lo dejaba plasmado en sus diferentes cuadros.


Su gran obstáculo fue que en un comienzo al ingresar a la universidad, no se matriculó como alumno de artes, sino de diseño. Sus padres le aconsejaron que si se iba por el camino de la pintura, le iba a costar demasiado consolidarse como artista, ya que en Chile son pocos los pintores reconocidos.


 



 


¿De qué te ha servido el arte?


A través del arte, he sido capaz de conocerme y desde ahí conocer el mundo.


 


¿Cómo artista te haz confundido alguna vez?


Si, claro que te confundes, a pesar de que cada día me siento más confundido y me agobia más el proceso creativo.


 


¿Qué te gusta plasmar en una pintura?


De chico siempre tuve mucha afinidad a lo más clásico, y rechazaba las tendencias más contemporáneas del arte.


 


¿Tienes alguna tendencia en particular?


Me considero un artista fiel al ideal de belleza, me era tortuoso tratar de entender el arte en donde un concepto primaba por sobre la forma.


 


Entonces con el tiempo ¿Qué te gustaba pintar, me imagino que dentro de la belleza, tenías un prototipo de cuadro?


Sí por supuesto, de esa manera fui puliendo mi técnica, obsesionado con la perfección de mis pinturas, estuve muchos años pintando retratos, generalmente de mujeres.


 


¿Qué te causaba pintar retratos de mujeres?


En ellas encontraba la belleza. Sin embargo, mi afición terminó siendo demasiado absolvente.


 



 


¿Hubo un grado de obsesión?


Si muchas veces me obsesioné con mi fantasía, con un ideal de mi modelo a quien inventaba y no era capaz de conjugar con la realidad.


 


¿Haz ido indagando en otras áreas de la pintura?


De a poco fui indagando en las técnicas de pintura callejera, en donde he encontrado la libertad y el desapego de crear desde el anonimato, a sabiendas de que mi obra desaparecerá el día que llegue alguien y pinte arriba mío.


 


¿Qué te gustaría pintar en un futuro?


En este momento me interesa demasiado es la manera que tienen los niños de crear, insertos en nada más que su presente, desprovistos del "cómo irá a quedar".


 


¿Y qué quieres demostrar con está tendencia?


En lo personal me interesa mucho más el proceso que el resultado, y trato de aprender de la metodología Zen que usan los niños para crear nebulosas de colores, las cuales luego analizo intelectualmente y trato de configurar un paisaje que refleje mi escenario mental.

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