viernes, 4 de septiembre de 2009

Luchando por los demás


     En la facultad de arte de la Universidad de Chile, en Morandé 750, el centro de investigación escénica okupa AKI realizó una intervención artística a los alumnos que se encontraban en recreo, para darles a conocer una carta de principios dónde claramente cada punto tiene directa relación con el desalojo que sufrieron por parte de la fuerza pública que los acusó de tener “municiones de guerra”, dentro de la sede de Beauchef 1225, en agosto de este año.




 


 


 


 


 


 


 


El centro cultural okupa AKI es un movimiento de arte colectivo que busca entregar a la comunidad distintas formas de enseñanza para promover y llenar las calles de cultura, dónde no haya que pagar para poder aprender. Para ello, ocupan casas deshabitadas, como es el caso de República 550 y de Beauchef 1225.


 


Cada miembro de esta agrupación realiza talleres gratuitos de teatro, de klown, de performance, danza butoh y contemporánea, de tela, hip hop, tango, además, se imparten clases de pintura, serigrafía, fotografía y matemáticas entre otras actividades que ellos llaman “barricadas” culturales que hacen en distintos puntos de la ciudad.


 



 


Para “Flacolio” ser parte de AKI, lo motiva porque para él desde su visión personal, el traspaso de conocimiento no debe ser un lucro por lo mismo para poder hacer que este movimiento crezca debe ser todo autónomo y autogestionado. “Creo que la cultura se está moviendo harto, hay un movimiento cultural súper bueno ya que no tiene mucho fin del lucro. Igual yo creo que el Gobierno debería apoyar más y no sancionar esto que está ocurriendo”.


 


Lobsang, otro integrante de AKI, dice que por el problema que tuvieron ellos con Carabineros, varios de sus compañeros están siendo despedidos de sus trabajos porque los están persiguiendo por hacer arte callejero y que después con la ley contra la movilización se verán afectados más actores, creadores y bailarines que no puedan tener acceso al teatro oficial.


 



 


A Lobsang, lo motiva hacer arte callejero porque desde su visión personal cree que estamos en unos tiempos demasiado violentos dónde gana el más fuerte. “Voy a las poblaciones y veo que la gente es bella y que tienen necesidades que a mí no me las dieron de por ejemplo tener teatro gratis en las poblaciones. Lo bello del arte es que no le pertenece a alguien, es de todos, supera los partidos políticos y los estratos sociales.”


 


Últimamente, AKI organizó dos "barricadas culturales", una en la Plaza Brasil y otra en la Plaza Yungay para hacer arte en la calle y a la vez denunciar lo que encuentran injusto. Han sido eventos que han durado 5, 6 horas con clases abiertas y distintas muestras, dónde se han congregado más de 100 personas.

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