viernes, 11 de septiembre de 2009

Cuando la historia es más fuerte que la realidad

En la Sala de Literatura de la Biblioteca de Santiago, desde el 4 de agosto se está presentando de forma gratuita, “Santa María de Iquique”, una muestra compuesta por 50 fotografías que nos narran de manera cronológica, lo ocurrido en 1907 en la escuela de dicha localidad.


La matanza en la escuela Santa María de Iquique, se llevó a cabo durante el Gobierno del Presidente Pedro Montt. Este hecho se produjo porque los obreros de las oficinas salitreras de la región de Tarapacá paralizaron sus actividades para exigirle a las autoridades mejorar sus condiciones de vida y laborales que encontraban deplorables.


Entre sus peticiones exigían la eliminación del pago con fichas, jornales a tipo de cambio fijo, balanzas para los pesos y medidas para las pulperías, escuelas para los obreros, indemnización y desahucio.




Ante la negativa de abandonar la escuela Santa María y deponer la paralización, el General Roberto Silva Renard, máxima autoridad militar de Tarapacá dio la orden para que los soldados del regimiento O’Higgins les dispararan a los dirigentes del comité de trabajadores que se encontraban en el lugar. Se estima que por el ataque murieron entre 500 y 3.500 personas.


La muestra busca que a partir de cada una de las imágenes, el público reflexione sobre lo ocurrido en Iquique a principios del siglo XX, y sepa un poco más de cómo era de sacrificado el trabajo de miles de compatriotas, al interior de las oficinas salitreras del norte de Chile.


Esa matanza que generó tristeza, desesperanza, injusticia y mucho daño ahora nos sirve para ver la importancia que tuvieron los movimientos sociales como el obrero en nuestro país y para nunca más se vuelvan a repetir situaciones similares que terminen degradando a nuestros trabajadores.




Cómo dice una parte de esta exposición: “A los hombres de la patria que quisieron protestar, los mataron como perros, porque había que matarlos. La escuela de Santa María vio sangre obrera, la sangre que conocía sólo miseria”.

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